sábado, septiembre 24, 2005

Disfonía brutal

Un día quise gritar, pero tenía otra voz
Más muda y silenciosa, dulce pero lejana.
Yo sabía, no era mi voz
pero nada pude hacer para cambiarla,
así la dejé, y así la mantuve.

Otro día quise hablar y me dí cuenta que nadie me escuchaba
no era la sordera quizás el grave problema
era mi voz muda, y yo sin reconocerla.
Pude fingir y culpar al mundo de indeferencia
pude huir y culpar siempre al otro.

Hoy quise hablar y seguía sin mi voz,
sin mi mundo, sin mi luz, ni mi guía;
seguía siendo tan invisible como antes.
Pero esta vez yo no quise.

Entonces grité sin sonido,
áspero y seco, mi garganta dolía en el silencio brutal
y poco a poco, como un monstruo interno,
mi voz fué surgiendo, naciendo desde mí
inundando mi garganta de aire
y de a poco fue saliendo un débil hilo de voz
que tuve enrollado dentro de mi corazón.

De chillido pasó a estruendo
y mi voz volvió, sonando como gritos de guerra.
Destrozando mis cuerdas vocales, pude volver a hablar.
Está débil mi voz, disfónica.
A veces se va, queriendo volver a ese pasado;
A veces vuelve diciéndome que la puedo recuperar.

Voy a seguir hablando, no me voy a callar.
Si callo la perderé para siempre.
Si hablo, por más que me duela la garganta
y el aire quiera pasar imperceptible,
poco a poco tendré la voz que siempre quise.
Mi voz verdadera,
la del principio de mi vida.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Quienes dejan brotar las palabras...