Desde Mar del Plata, les dedico un post

Tengo dos textos que ansío postear, lo admito, colándome en mi blog desde un cyber. El primero, fué un sueño que tuve el 17 a la madrugada y que me desperté solo para escribirlo. El segundo, también fué madrugador, pero no fue un sueño.
Aclaración: un "valga la redundancia" vendría bien para justificar la falta de creatividad matinal

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Cientos de suspiros se elevan sobre el ardiente suelo de la avenida. Un llameante fuego invisible incinera el cemento, y volutas de humo y vapor se levantan por sobre nuestra piel trazando sueños imaginarios. Yacen las dos almas únicas sobre el desierto camino pavimentado, mirando toda su extensión; suspirando como consecuencia del sueño.
Cientos de voces se elevan sobre éstas que aún yacen en silencio, cientos de voces mudas, suspirando en tiempos viejos; hoy todos juntos se elevan en un grito.
La roca de este suelo quema mi piel. Volteo y miro al cielo, obligándo a mi espalda a arder sobre ese suelo. El aire corre sobre mí, juega sobre mi cara, cree que no lo siento. Las pequeñas voces mudas ríen chiquilinamente hasta terminar siendo la carcajada mas intensa del mundo.
Luego se acuerdan de los suspiros y otra vez silencio entre almas. El silencio que es cómplice del pensamiento del otro, el silencio que se pide a gritos. Se siguen oyendo los suspiros ancestrales que surgen de la roca y se elevan al cielo. Es mi turno de suspirar. Ahí se eleva mi aliento seco, llameando hacia el sol de nubes que se ocultan tras el cielo, dibujando sueños imaginarios. Sube la magia del suspiro y yo sigo aquí en el pavimento, mirandolo viajar mientras mi cuerpo aquí se queda, pensando en que nunca se quisiera levantar. Este mundo es tan frágil si lo ves desde aquí.