jueves, junio 09, 2005

Rubí

Miraba el diamante rojo a travéz de la pequeña llama de la vela. Miraba el fuego que se teñía de sangre y flameaba igual. A través de esa marea quieta se veía la vela derretirse e ir muriendo en la oscuridad. Vió cómo se refractaban por todo el cuarto los cientos de rayos de luz intensamente. "Rojo tan intenso como mi amor por tí" le habbía dicho al darle el anillo. Una poesía sin límites para cualquier doncella. Burdas palabras para ella. La luz se refractaba en miles de variantes rojizas por todo el aire de esa habitación. Miraba el efecto que hacía, miraba el resplandor que dañaba sus ojos. Veía los acolchados, las cortinas y las paredes, todas teñidas del intenso color. Se desfragmentaban en cuadros como en un caleidoscopio mientras ella movía el anillo de rubí, y ella simplemente admiraba todo esto. Fragmentos. Pedazos diferentes creando una imagen confusa. Y ese era él. Hecho de verdades teñidas de rojo. Esa era su vida, piezas confusas de algo irreal. Una realidad deformada y fragmentada. Un hombre de mil caras. No quería pensar todo esto, no quería darse cuenta de las cosas. No quería contradecir a su padre pero la mente corría sola y acelerada. No quería ser infeliz pero no se puede silenciar la mente. La vela se consumió y las luces desaparecieron de repente.

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Quienes dejan brotar las palabras...