Tengo mil caminos subterráneos
escondidos bajo la piel y las venas
de cosas que escribo y no digo
que pienso y no escribo
que planeo decir,
pero que mi lengua jamás recuerda.
Son subterfugios,
sub- refugios de la palabra,
de sensaciones,
que me van construyendo
como una red inmensa
y silenciosa.
Los túneles hacen correr mi sangre
pero no le dan nombre ni color conciso.
Jamás afloran a la vista sus garabatos,
permanecen como corrientes que me impulsan,
corrientes subconcientes
que me imantan al mundo
y me despegan de él.
miércoles, junio 17, 2009
Subterránea
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Ay, no puedo evitar decirte que a mi me pasa lo mismo.
ResponderBorrarLo dijiste tan bien...
Besos poeta ;)
"Tengo mil caminos subterráneos escondidos bajo la piel y las venas de cosas que escribo y no digo que pienso y no escribo que planeo decir, pero que mi lengua jamás recuerda."
ResponderBorrarEl ♥
Yo también.
Misterio.
Me parece bellísimo.
Destierro un beso de allá abajo y te lo mando.
Las huellas en los caminos de la piel desafían al tiempo y al lenguaje; para describirlas, la memoria es más fidedigna que el lenguaje. Éste transita nuestra mente, gesticula, razona; la memoria se desliza en los senderos que entrelaza el corazón.
ResponderBorrarBello poema sin (sub)terfugios para la meancolía.
ResponderBorrarUn gusto haber llegado aquí.
Saludos...