Se van los autos hacia ese vacío.
Se van unos tras otros en un sendero de hilo, un sendero que de un momento a otro se torna en un torbellino de colores, un torbellino tan frágil. Estamos en ese hilo, vamos como conducidos por la inercia. Ya no sabemos bien adónde somos conducidos. Tan solo se sigue.
Las paradas son como comprimidos de tiempo que de pronto se ensanchan ante nosotros. Y es paz unos minutos antes de volver al abismo de la velocidad.
Intento descifrar de qué escapamos, si es que acaso lo hacemos. Adonde vamos no es un destino, no es un camino. ¿Hay un final? ¿un punto de conclusión? ¿Un punto de regreso?
Realmente ya no me importa tanto este viaje externo. Las valijas se revuelven en el baúl del auto, agotadas de moverse de un lado al otro. Mis piernas ya no sienten más ganas de caminar, mis mañanas extrañan la luz dorada que se filtra por la ventana de mi cuarto. Pero mi mente no cesa un minuto. Su camino es extenso y agotador.
A medida que nos internamos más en los caminos, pareciera que nos internamos más en nosotros mismos.
Dante tiene esa misma impresión, aunque quisiera que yo no piense tanto porque lo contagio, lo hago pensar a él. Y él, que encima tiene pensamiento nostálgico, propenso a lagrimear por penas ajenas, se acerca a mis razonamientos hasta llegar al punto de compartirlos.
- Irse no es una angustia si se sabe que se va a volver. Siempre hay un regreso, aunque sea sólo metafórico o en la distancia. Uno no abandona todo así de fácil.
- ¿Entonces por qué escapamos? ¿Por qué no podemos regresar a eso que éramos? ¿por qué ya nada es lo mismo y el camino de vuelta no resulta placentero por más que estemos cansados de tanta movilidad?
- Es que no se puede volver a ser lo mismo. Constantemente nos estamos yendo, es un abandono diario, vamos dejando tirados pedazos de nosotros, y a veces esos pedazos alguien los guarda, o se funden con la tierra o quizás retornas a diario, pero volvés a irte otra vez.
- Pareciera que huimos, ya te lo digo. Pero no creo que eso sea realmente el motivo.
- En sí, de algo estas huyendo. Yo también estoy huyendo. Somos dos cobardes, pero cuando la realidad nos comprime la cabeza, huimos. No del mundo, de eso jamás se puede huir, porque ya se estuvo aquí: una vez tocado el suelo las huellas quedan. Huimos de nosotros mismos, de nuestra propia voz, de nuestras propias huellas, las que nos vamos haciendo en el alma para seguir.
- Huir es el exilio, es un beneficio con un plus de sacrificio, es un salvarte la vida metafóricamente a cambio de abandonarla en una tierra lejana en la que se siembran recuerdos, ya no más vivencias. Y eso es lo que verdaderamente duele, la verdadera angustia. ¿Como podemos estar buscando aquello que tantos padecen?
- Es distinto. Pero todos se exilian alguna vez, de alguna forma. Nosotros estamos eligiendo un exilio momentáneo, un escape a la rutina, un escape a la mente. No por ello muere nuestra vida.
- Pero algo cambia, rotundamente, algo en vos y en mi ya es distinto, aunque no quieras.
Dante asiente con la mirada perdida en el pasto gris que crece entre las piedras. Da el sorbo final a su mate y me lo devuelve sin responder mas nada.
Me mira a los ojos, ya sin miedo, ya conociendo mi forma de mirarlo:
- No pienses más, viajera, no pienses más. Hay un mundo ahí afuera que te espera. Cada paso es una nueva batalla, incluso en la huida. Cada batalla, ganada o perdida tiene su logro. Y vos no hagas mas que disfrutarlas, nena, que el tiempo no nos sobra y ya casi llegamos…. ¿Adonde? Pues a nosotros mismos.- Y sonríe hermosamente, una vez mas para mí.
. Volveré a los sitios donde nunca he estado
como vuelvo siempre al punto de partida
vendo corazones de segunda mano
y unas zapatillas para huir se prisa .
Q.G.
Creo que alguna vez lo dije; aquí o en otro lado, no sé bien: pero yo pienso que uno siempre se está yendo y a la vez siempre está volviendo. Como si fuera una doble naturaleza en el ser humano. Jamás podremos abandonarnos completamente, y siempre pero siempre estaremos incursionando en nuestra propia historia: es volver a encontrarse con nuestra niñez, con los recuerdos de papá y mamá llevándonos al jardín, es volver a la primera letra y la primera palabra, al primer beso y todo un mundo nuevo. Es volver a eso y a la vez alejarse, porque ya ha pasado pero todavía sigue vivo en nosotros. Camino, destino, o como se llame: nada debería impedirnos llegar adonde sintamos que está nuestro paraíso. La sonrisa de alguien puede ser parte de ese cielo que uno siempre busca. Te regalo mi saludo, Aye...
ResponderBorrarHola Aye, muchas gracias por tu visita! Me encanta que gente que no había pasado antes por mi página me haga comentarios. De verdad, muchas gracias.
ResponderBorrarHe visto tu página y me ha gustado mucho. Me gustan tus palabras, tu forma de expresarte.
Un saludo y un abrazo muy grande. Encantado.
Aye querida:
ResponderBorrarDebo responder una cuestión tuya de 2 post atrás y que quizás tiene que ver con el actual. Pego tus palabras para referirme a ella:
"Yo creo que ver el destino que tiene nuestra vida es demerecedor de ella misma, te la anuncia y descubre y la hace que se luzca ya sin valor. La magia de vivir no es acaso desconocer el camino?"
Pues no luce sin valor si podemos descubrir el destino que nos tiene preparado Dios, siempre que creamos en Dios, sino, es otra cosa. El misterio y la incógnita del futuro de mi vida, a mí no me seduce, al contrario, me aflije.
Ojo que no digo que estoy pidiendo saber absolutamente todo lo que me va a suceder en el futuro como si fuera el mejor vidente de todos los tiempos. Sólo saber el destino, porque en algún momento lo sabré, y aunque no completamente, pero sí el comienzo y con eso me conformo. Es decir, encontrar la punta de ese ovillo, el rumbo correcto.
Ahora, te pregunto: no es tu huida por miedo de encontrar, justamente, ese destino que quizás no te sea el mejor?
Prefiero cambiar, huyendo que cambiar quedándome. Pero no puedo huir, quizá no existan caminos para mí...
ResponderBorrarBesos anclados
Soy un profesional de la huida, nunca llegando a ningun lado, pero siempre huyendo. Supongo que algunos huimos de nosotros mismos todos los dias. Hemos construido un nosotros poco a poco, piedra a piedra, pluma a pluma, y en un momento nos damos cuenta que dista enormemente del que queriamos hacer. Y nos gustaria quemarlo y empezar de nuevo....pero es tan dificil....
ResponderBorrar"Ayer queme mi casa", de Quique puede ser una manera drastica de empezar de nuevo
Adriano:
ResponderBorrarY es que en cierta forma uno nunca puede abandonarse del todo, precisamente por los recuerdos que se guardan, y hacia los cuales muchas veces se quiere volver y por eso los repetimos mentalmente una y otra y otra vez.
Sin embargo, desde siempre lo sabemos: esas imágenes ya no son más que recuerdos que nos construyen, y que lo hacen, precisamente, en la dirección de nuestro camino.
Besos!
White Fang:
Encantada yo también de que hayas venido por acá!
Nos leemos en otros caminos
Saludos!
Gabrielus:
A decir verdad no estoy muy de acuerdo con vos, yo prefiero desconocer mi destino, por el hecho de que me gusta más vivirlo.
Yo sé que Dios tiene un plan trazado para mí, y si así es, entonces he de vivirlo, porque voy hacia el camino más sincero que pueda tener conmigo misma. Pero ese camino no esta predefinido, y como soy un ser humano con la posibilidad de equivocarme, sencillamente prefiero desconocer y vivir con la fe, que buscar eternamente la llave correcta.
Y lo cierto es que no huyo de un destino posible, huyo de repetir destinos que fallaron. Conozco esos caminos, entonces les huyo. A lo nuevo no le puedo huir porque lo desconozco. Y alli es hacia donde camino.
Besos
Duda:
A veces ocurre, es cierto, que quedamos anclados y sin poder movernos. Pero la inmovilidad en algun punto nos harta y ahi empezamos a correr. Muchas veces sin darnos cuenta. =)
Besos que levantan el ancla.
Puck:
Tal cual, "Ayer quemé mi casa" es una forma muy drástica quizás si se la toma literalmente, pero tambien muy cierta, una forma genial de romper con uno mismo y lanzarse a nuevos caminos
besos que quemaron su casa.
=)