El silencio, ya deberías saberlo,
se esconde en la cárcel del cuerpo
y danza furtivamente
con los más hondos secretos, con los monstruos y las palabras muertas.
No se evapora con el agua de la boca,
no se traga con la sangre masticada.
Se repliega y envenena cada palmo.
¿Dónde llevas los ojos que aún no te has dado cuenta?
Tus ojos mezquinos
sólo ven
la sangre en la que danzan y el agua con la que se limpian
cuando sale el sol.
Tus ojos, mezquinos,
no ven más que el propio horizonte.
Señorita... Demasiadas veces me deja sin palabras, ya que las suyas tocan mi alma...
ResponderBorrarEsta, es una de esas veces..