viernes, noviembre 12, 2010

pequeñeces

Perlitas, tuercas, botones de oropel
y metales oxidados, trozos de colores
bellos adornos, minúsculos
caían de mi vestido al caminar
y me delataban.
pero era tan hermoso verlos,
desparramados,
cayendo.

3 comentarios:

  1. Así crecemos, Aye, dejando caer los adornos y aprendiendo a disfrutar nuestra desnudez.
    Un abrazo.

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  2. Parecen baratijas, pero la hermosura de su abandono y la libertad de poseerlas o no las hace imprescindibles.

    Besos.

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  3. Me ha parecido fantástico, una narrativa límpia. Felicidades desde Madrid.
    Un saludo.

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